miércoles, 24 de octubre de 2012


















La eutanasia es un tema conflictivo. No solo en Chile, donde la propia coalición de Gobierno está amenazada por un virtual quiebre, sino también en sociedades que se consideran "liberales" desde el punto de vista valorico como la británica.
¿Quién debe definir hasta qué momento se extiende un tratamiento médico que ya no tendrá resultados?: ¿El médico? ¿el paciente? ¿la familia?
Aún peor, ¿es necesario extender de manera artificial la vida de un enfermo que siente dolor, que está endeudando a su familia y que, además, le quita a otra persona la posibilidad de ser atendida en una UCI?
Este es un debate abierto y lleno de contradicciones. Por ejemplo, muchos de los que piden pena de muerte para los delincuentes se resisten a la eutanasia por violar el derecho a la vida. Muchos plantean reparos basados en credos que no son compartidas por el grueso de la población.
En este tema no hay verdades absolutas y lo peor que puede pasar es que una sociedad no discuta del tema. Puede no haber acuerdos, ni soluciones, pero nunca debe ocurrir lo que estamos presenciando en Chile, que un debate se elimine bajo amenaza de quiebres políticos o problemas de gobernabilidad.



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